De tanto nadar llegué solo a la orilla, soy los restos de un naufragio que se niega a morir, que saca las fuerzas para resistir los embates de un tiempo que no se detiene, por mucho empeño que se ponga en ello. Enamorado del país en el que me tocó la dicha de nacer, al igual que por mis hijas, dispuesto a los más grandes sacrificios. Constructor de sueños y de utopías.
¿Arando en el mar? ¡No creo!
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