Veinte Años y No Hemos Aprendido Nada. By Plastita’s

Hace veinte años cayó el muro de Berlín, una muestra más de la intolerancia, y de lo absurdo que pueden llegar a ser las personas cuando llegan a la conclusión de que se han adueñado de la verdad. Soy de carácter medio romántico, y no puedo dejar de confesar que en aquel tiempo sentí una gran nostalgia, siempre he pensado de manera anti norteamericana, y ese acto en especial le daba un toque de alarde a las políticas gringas, pero cuando vi la situación en la que estaba el lado comunista, sentí vergüenza, la revolución no puede crecer con el atraso de su pueblo, el hombre nuevo no puede crecer con hambre o con miedo, el hombre debe ser responsable, consigo mismo y con los demás y obviamente que con su ambiente.

Alemania vivió el horror de la guerra dos veces, la segunda fue extremadamente dolorosa, la irracionalidad se adueñó de la gran mayoría que confió en un solo hombre el destino de una nación, un loco provocó que una potencia económica se convirtiera en ruinas, y en donde como siempre, el que pagó los platos rotos fue Juan Pendejo, es decir el pueblo, su territorio fue partido en dos, una marca ignominiosa atravesaba aquel hermoso país. Dos ideologías reinaban en un territorio, una representó el atraso, el estancamiento, el odio; el otro simbolizó el orden, la belleza, la superación, la convivencia. Fueron veinte años que parecieron una eternidad, hasta que el fin del muro anunciaba el fin de la guerra fría, y la Alemania podía unir su territorio y encaminarse hacia la prosperidad.

Hace poco al colombiano Samper se le ocurrió la idea en la que Venezuela y Colombia estarían en una etapa de pre guerra, y Huguito llamaba a sus seguidores y a los generales de las FAN a prepararse para una ofensiva militar orquestada por el imperio y Colombia. A Huguito poco le importa haber partido en dos toletes a Venezuela, ahora apela al nacionalismo para tratar de contener la caída de su popularidad, que le puede costar muy caro en las venideras elecciones para un proyecto que lo único que puede generar es una larga cadena de calamidad. Me es difícil imaginar una confrontación donde medio país apuesta al fracaso de un modelo ya obsoleto.

Venezuela requiere de un líder que logre aglutinar a todos los sectores y los ponga a trabajar por encima de sus intereses personales, necesitamos construir una sociedad de hombres honestos, la frase del Dr. José María Vargas donde le responde al traidor General Carujo “el mundo es del hombre justo. Es el hombre de bien, y no del valiente, el que siempre ha vivido y vivirá feliz sobre la tierra y seguro sobre su conciencia” es hoy una necesidad.

 

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