Desde los trapos del sur, hasta el pesebre del oeste; fue germinando en la memoria inconsciente y tácita el terrible virus del clasismo venezolano engendrado en una primera instancia por las oleadas de campesinos y pobres de la Europa devastada por la guerra. Una sociedad europea que desde sus principios ha tenido una historia de desprecio, hambre, desolación, guerra, clasismo, racismo y muerte.
Fue precisamente del nazismo de Hitler, la pobreza y la devastación que deja la guerra de la que huían esos conglomerados humanos venidos de Portugal, España e Italia. Unas naciones que fueron, en un nivel económico y social, así como moral, muy pobres.
Como consecuencia de esa oleada arribaron a la Venezuela de 1940-1950 toda esa muchedumbre sin educación ni cultura. Venezuela le tendió la mano solidaria y sin clasismo a esa gente que vino con una mano delante y otra detrás a obtener el elevado nivel de vida que tenia la clase media de esa época. Una clase media que sufriría en carne propia, décadas después, de los latigazos de esa asquerosa enfermedad llamada clasismo y racismo.
Sin saberlo, o sabiéndolo también, esos inmigrantes europeos que invadieron Latinoamérica en la década de 40 y 50 del siglo pasado, con la ilusión de crecer como no pudieron hacerlo en sus naciones de origen en esta tierra de gracia, portaban inequívocamente ese maligno y depreciable germen de esa putrefacción.
Lo heredaron sus hijos; la clase media empresarial que décadas más tarde sería el componente principal de aquel caldo de cultivo, cuyos componentes: pobreza, opresión, explotación del hombre por el hombre, pillaje, robo, corrupción, racismo y clasismo, se volverían la infusión perfecta para el estallido de la Revolución Bolivariana.
Ellos llevaban ese germen dentro, a pesar de huir de la guerra Fascista Italiana Y de la Alemania Nazi. Con el devenir de la historia esta gente se convertiría en la clase media de la década de los años 70 del siglo pasado. Sostendrían el poder económico por medio de los modos de producción, así como también el poder político mediante la abstención de cargos de poder en el estado naciente en 1958, destrozando entonces aquella tranquilidad, prosperidad y democracia ganada en los años 1930 y asesinada por ellos mismos tras la deposición de Isaías medina Angarita y su posterior asesinato.
En ellos sin duda alguna se alberga ese germen de todo lo que ocurrió después, a un país de negros y morenos, de zambos y mestizos ellos arribaron y lo que vino después fue una sangrienta secuela de fascismo, clasismo y racismo similar a la época negra más oscura europea.
“Solo se cambiaron de ropa, aunque el maloliente y pestilente aroma de clasismo y racismo lo llevaban en la sangre. Ellos fueron los blancos que a pesar de ser lo peor de la Europa de la guerra, cuya pobreza era incalculable donde abundaban la prostitución y la mafia, las plagas y enfermedades, cuando llegaron aquí y obtuvieron tranquilidad se les olvidó aquel trapo sucio y esa cloaca que les dejaron en los cargueros para venirse de polizones a esta tierra” – Anónimo.
El racismo ha sido uno de los recursos claves de dominación colonial, que se ha transmitido, después de la Independencia, a lo largo del período Republicano, de los siglos XIX y XX, y que continúa actuando hasta el presente.
Incluso, hasta no hace mucho, por hipocresía, dada la necesidad de conquistar el voto de las masas pobres para legitimarse en el poder dentro de las falsas democracias de la cuarta República adeco-copeyana, los sectores elitescos y más particularmente la llamada clase media (receptáculo de todas las mezquindades y de todas las pequeñeces reaccionarias propias de la sociedad capitalista) ocultaban en público ese racismo, lo guardaban en secreto, en familia, en espacios confiables más o menos restringidos.
Pero el despertar del pueblo venezolano con el proceso bolivariano de estos últimos años, la presencia del pueblo en la calle reclamando sus derechos, reclamando su dignidad, su derecho a ocupar nuevos espacios y a ser parte del poder, todo esto ha llevado a esos sectores de clase media y clase media alta a volverse cada vez más abiertamente racistas, cosa que no se atrevían a mostrar hace unas décadas. Así pues, aunque se ha acentuado y hecho público en estos recientes años de poder bolivariano, ese racismo viene de muy lejos.
Audio Entrada: Sintaxis Monocromática de Algo Podrido II: El Auge Del Clasismo Y El Racismo Venezolanos.
Video Adjunto: El Clasismo y el Racismo Venezolanos En La Televisión Nacional Abierta. Beatriz de Majo.
Gracias Especiales al Profesor Vladimir Acosta por facilitarme el libro digital “Racismo, clase media e inmigración europea”.