Si hay algo que me asombra de este mal llamado gobierno, es la capacidad que tiene a la hora de escurrir el bulto, los males que asumió hace once años eran culpa de la cuarta república. Poco a poco fue acusando hasta a Betancur de la falta de agua, de luz, de servicio de recolección de basura, y así transcurrieron los primeros años de gobierno, y observábamos con angustia como pudimos soportar cuarenta años de tanta ineficiencia, nunca me cansaré de repetirlo, jamás pensé que existiera peor gobierno que el de los adecos y copeyanos, pero este gobierno revolucionario (supuestamente) los superó con creces.
Cuando el cuentico aquel de la IV ya se formó cansón, le endosó su fracaso gubernamental a la Asamblea Nacional, que aunque no estaba conformada por mayoría opositora, era una piedra bastante molesta en la bota del presidente, sin embargo la oposición le realizó el mayor favor que puede recibir un gobernante, cederle un espacio tan importante. Allí pensé por fin el gobierno trabajará por el beneficio de todos, pero nuevamente me equivoqué. Entonces el gobierno ha apelado al sentimiento antinorteamericano que cabalga por Venezuela y el mundo, y comenzó a acusar al imperio de todos sus males. Lo que nunca he entendido es el hecho de tener como enemigo al imperio y al vez comercializarle el petróleo que mueve su economía.
Ahora cuando el cuento de la IV y el del imperio ya están agotados, a nuestro gobierno se le ocurrió endosarle el principal problema que afecta al país a los paramilitares colombianos, pensé que era la idiotez de algún funcionario del gobierno, hasta que hace poco se lo oí al mismísimo presidente, el cual los acusaba de ser responsables de la inseguridad. Nunca imaginé que el ratero de la cuadra pudiese llegar a ser paraco, pero si este gobierno así lo afirma, no tendremos otra alternativa que creerle, menos mal que me avisaron para evitarlo en lo posible, no vaya a ser que me pique por la mitad con una motosierra.
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