Dicen que la mejor palabra es la que no se dice, Chávez y sus loros focas juraban que se la estaban comiendo con su lema de muerte, y la pelona los escuchó, se llevó a Müller Rojas, William Lara y hasta Tascón recibió boleto de ida; y entre esas vueltas que da la vida un absceso se convirtió en tumor maligno, generó dos intervenciones quirúrgicas, y aquel macho que desafiaba a la de la gauadaña salió como Ojitos y Bernal el 11 de abril.
En lo personal no creo en la enfermedad de un hombre al que se le practican dos operaciones y regresa a la palestra pública como si nada, ni que tuviera cinco. Aun así hay quienes afirman que si tiene cáncer, y que de vaina no lo deja en vacaciones definitivas, el hombre que ayer abrazaba a Marx hoy esta frente a un crucifijo rezándole, bueno.
De lo que si estoy seguro es que a Venezuela la esta atacando un cáncer que contamina a toda la sociedad, y su nombre es corrupción. La caña se pierde porque los centrales no los han terminado; la luz se va porque la vueltosa se tornó desastrosa; Chavez se opera en el exterior porque los hospitales no sirven; las carreteras y autopistas son devoradoras de almas; las cárceles son un infierno en vivo.
A Huguito le quedó grande el país, se le olvidó que tenía que gastar bastante suela de zapatos, la revolución bolivariana fue obligada a casarse con la cubana y se obtuvo un ser deforme y asqueroso que devora los recursos, y solo deja un pestoso desecho.
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